ATRAE LA PROSPERIDAD A TU VIDA

martes, 17 de abril de 2007

REVISTA NATURAL

Si nos preguntaran si deseamos tener prosperidad en nuestras vidas: amor, riqueza, un buen trabajo, una casa más grande... La mayoría diríamos que sí, pero sin darnos cuenta estamos mandando al Universo mensajes que indican todo lo contrario. En este artículo descubrirás en qué estás fallando y cómo debes hacer para que llegue a tu vida lo que tanto deseas.


La mayoría de las personas asocian la prosperidad con el dinero y sólo con éste. No obstante, la prosperidad hace también bien referencia a un estado de ánimo. Cuando hablamos de prosperidad nos estamos refiriendo a:

• Tiempo: para disfrutar, gozar con lo que estamos haciendo, con lo que nos gusta.

• Salud: disfrutar, sentir este Tesoro Innato del que somos personalmente responsables.

• Belleza: descubrir su realidad inherente y darle forma, rodearnos de cosas bellas, descubrir lugares bellos y también cuidar nuestro aspecto físico.

• Comodidad: vivir en una casa cómoda y confortable, cerca del trabajo…

• Amor: irradiar y recibir amor en abundancia.

• Éxito: en todos los aspectos de nuestra vida.

• Relaciones: familiares, amistades, conocidos, profesionales.

• Dinero: para disfrutar de lo que nos apetezca y «ofrecer lo que rebose de la cuenta».

El Universo es próspero y por el hecho de haber nacido nos merecemos disfrutar de esta prosperidad. Trata de pensar por un momento en el lugar donde te encuentras en este momento: en tu ciudad, en tu país, en tu continente, en el planeta Tierra, en nuestra galaxia la Vía Láctea, en nuestro Universo… ¡Somos tan pequeñitos!

Trata de imaginarte por un momento la infinita abundancia que existe en el Universo: en la cantidad de planetas, estrellas, asteroides… que existen, o en la cantidad de gotitas de agua que hay en el mar. El Universo es infinito, es una provisión inagotable. ¿Crees que para el Universo es difícil concedernos una casa bonita, un coche seguro, un buen sueldo…?

El Universo está más que dispuesto a cumplir nuestros deseos de prosperidad y a ofrecernos lo que deseamos. El carburante de la vida humana en el Universo es la felicidad y por ello, él siempre está dispuesto a hacer lo necesario para que seamos más felices.

La dificultad se haya en que no siempre aceptamos esta abundancia. En algún rinconcito creemos no merecerla; nos creemos indignos de aquello que en realidad hemos venido a vivenciar, igual que nos creemos indignos de la Esencia que lo ha Creado Todo. La mayoría de nosotros hemos crecido con creencias de carencia.

Permítete aceptar la abundancia en tu Vida

Cuando no obtenemos lo que queremos es porque realmente no nos permitimos aceptarlo. Indaga qué creencias hay en ti que te impiden alcanzar la prosperidad. Haz afirmaciones cada día del tipo:

• Soy uno/a y la misma cosa con el Próspero poder del Universo.

• Prospero de múltiples maneras.

• La totalidad de las posibilidades se abren ante mí.

• Me merezco la vida, una vida buena.

• Me merezco el amor: abundancia de amor.

• Me merezco tener buena salud.

• Me merezco vivir cómodamente y prosperar.

• Me merezco la libertad de ser todo aquello que soy capaz de ser.

• Ahora acepto a la pareja perfecta para mí.


Alégrate de la prosperidad ajena

Alégrate al ver personas que ya disfrutan de una vida próspera. Elige no criticarlas. No juzgar la manera en que administran y gastan su dinero. (Esto equivaldría a decirle al Universo: «La prosperidad es algo que no me gusta, no la quiero».) Ten siempre presente que en el Universo, como en este minúsculo puntito que es nuestro planeta, hay suficiente para todos, que es una fuente ilimitada. Y alégrate sabiendo que esta prosperidad de Vida está también a tu alcance esperando a que te atrevas a aceptarla.

Elimina los límites a tus ingresos, ¡ábrete para recibir nuevas fuentes de ingresos! No te limites a un sueldo fijo. Puede que pienses: «Sí, todo esto está muy bien, pero yo tengo un sueldo fijo y no puedo ganar más». El Universo es sabio y sabe cómo hacerte llegar el dinero y la abundancia a tu vida. No te limites. ¿Y tú qué sabes si de repente no vas a conseguir otro trabajo mejor, o si te van proponer alguna nueva actividad, o cualquier otra cosa que ahora mismo no se te ocurre? El Universo sabe como hacerte llegar lo que necesitas y deseas. No pongas límites.

Puedes hacer esta afirmación cada día: «Me abro para recibir nuevas fuentes de ingresos».

Agradece lo que tienes

Si no te gusta el lugar en el que vives o tu coche o tu trabajo o tus amistades, simplemente agradece que lo tienes. Agradece a tu casa que te cobija de la lluvia y del frío, a tu coche que te lleva a donde tú quieres, a tu trabajo que te permite ganarte la vida que tú has elegido hasta ahora, a tus amistades por acompañarte en el camino de tu vida.

El Universo está atento a tus mensajes, y si tu mensaje es «no me gusta el lugar donde vivo» sólo estás diciendo que eres una persona que no aprecia el lugar donde vive y así seguirás encontrando lugares que no te gusten. Si en lugar de esta constatación negativa sobre tu realidad actual, comienzas a apreciar y a darle más importancia a sus cosas buenas, y a decir por ejemplo: «Agradezco tener esta casa y ahora elijo tener una más grande, bonita o más céntrica, etc.» Entonces el Universo entiende tu mensaje como: «Sí, me merezco y deseo vivir en una casa a mi gusto».

Aprende a recibir

A muchos de nosotros nos han enseñado, desde niños, a no aceptar regalos, cumplidos… Nos enseñaban a decir: «No, gracias». Por lo visto era de buena educación. Sin embargo, eso equivale a decirle al Universo: «No, yo no quiero nada, no me lo des».

La mayoría de las personas se sienten más cómodas dando que recibiendo. En cuanto recibimos algo inmediatamente sentimos la obligación de devolverlo. Por ejemplo, si alguien nos invita a cenar, sentimos la obligación de invitarles de vuelta. Una buena práctica sería la de aprender a recibir cumplidos. Cuando alguien nos dice: «estás muy guapo/a hoy», le miramos a los ojos sonriendo y decimos: «Gracias», dejando que este cumplido llegue a nosotros, aceptando que hoy, según esta persona también, estamos guapos.

En ocasiones recibimos ayuda de otras personas. Sentimos en muchos casos la necesidad de devolvérsela, especialmente cuando es una ayuda económica. Pero no nos paramos a ver de qué otra manera se les podría ayudar. Ofrecer apoyo emocional por ejemplo, compartir nuestro tiempo, intercambiar información, etc. son actos útiles y bienvenidos siempre y cuando surjan del corazón y sean aceptados.

No obstante, a veces no tenemos por qué hacer nada, sólo agradecer de verdad la ayuda recibida. Aceptar es entender que el Universo nos provee ahora de lo que necesitamos. Y que cuando nosotros podamos hacer algo parecido por alguien, lo haremos. «Me merezco lo mejor y ahora lo acepto. Pido ayuda cuando la necesito, estoy a salvo».

Deja marchar lo viejo

Para estar dispuestos a recibir lo nuevo es necesario que nos deshagamos de todo lo viejo e inservible. Seguir el flujo de las cosas es un acto natural. Las cosas, como todo lo que vive, se transforman, vienen y se van. Si retenemos lo que se ha de ir, entonces estamos impidiendo que llegue lo nuevo.

Un buen ejercicio consiste en hacer una limpieza a fondo de la casa, comenzando por el frigorífico. Los armarios y trasteros suelen estar llenos de cosas que guardamos «por si acaso». Lo curioso es que normalmente cuando llega esa ocasión de usarlo o bien no nos acordamos de ello o ya no nos apetece usarlo.

Respecto a la ropa, una práctica que funciona es regalar todo lo que no nos hemos puesto en un año. Por supuesto todo lo que no nos sirve seguro servirá a otros. Si no puedes pensar en alguien a quien regalárselo, en todas las ciudades hay centros u organismos que se encargan de darle un uso a las cosas de segunda mano.


Anne Astilleros y Victoria Vinuesa
Codirectoras de Atrévete a Ser feliz


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