AMNISTIA INFANTIL
En realidad no ocurre todos los días a las mujeres, pero sí a los hombres. Por favor, lean este texto de una madre y piensen por un momento que quien los escribe es un varón. Nada tendría de extraño, puesto que es la experiencia cotidiana de cientos de miles de hombres en España. Hagan el experimento de leerlo como si hubiese sido escrito por un padre y luego dediquen un minuto, sólo uno, a pensar en la justicia y en la igualdad.
LA VANGUARDIA
El lector opina
INA MEXIA, Barcelona -4/4/2007
Son las 9 de la mañana de un día cualquiera y estoy en mi puesto de trabajo como todos los días. Hoy es un día especial, pues acabo de dejar a mis dos hijos de 7 y 9 años en el autobús escolar. Es el único día de la semana que puedo acompañarlos.
Tras mi separación matrimonial, un juez de Barcelona decidió que la custodia de mis hijos pasase a su padre, atendiendo a su "mayor flexibilidad laboral". Sí, mi ex marido es empresario de la construcción y, por tanto, él dirige su tiempo y dinero para poner a la ley de su parte, con los mejores abogados, detectives y sicólogos, y comprando la lealtad de nuestra mujer de limpieza. Yo trabajo para una empresa, con un sueldo y unas responsabilidades con que cumplir.
Se me pasa por la cabeza que si nunca hubiera trabajado y me hubiese quedado en casa, hoy tendría la custodia de mis hijos. Si no hubiera trabajado, un juez no me habría obligado a abandonar el hogar familiar en dos días y dejar de ver a diario a mis hijos, de no educarlos como madre y de pagar una pensión de 500€ por hijo a mi ex marido, rico empresario. Si nunca hubiera trabajado fuera de casa, nadie hubiera puesto en duda que cuidaba de mis hijos.
Trabajo desde los 20 años, compaginando mi carrera con mi labor profesional. Hoy, para ser madre trabajadora se requiere mucho amor, logística y espíritu de sacrificio. Después de 20 años de unión, el amor se fue entre mi ex marido y yo, pero nunca pensé que comportaría pagar este precio impagable. Me han separado brutalmente de mis hijos.
No digo que mi ex marido no quiera a sus hijos como padre que es, pero ¿y yo? Ni siquiera tengo derecho a una custodia compartida. Hoy he de empezar de nuevo, sin saber si algún día podré recuperar a mis hijos, ni si tiene sentido mi lucha por ser una buena madre trabajadora. ¿Es el precio que tenemos que pagar las madres trabajadoras?
En realidad no ocurre todos los días a las mujeres, pero sí a los hombres. Por favor, lean este texto de una madre y piensen por un momento que quien los escribe es un varón. Nada tendría de extraño, puesto que es la experiencia cotidiana de cientos de miles de hombres en España. Hagan el experimento de leerlo como si hubiese sido escrito por un padre y luego dediquen un minuto, sólo uno, a pensar en la justicia y en la igualdad.
LA VANGUARDIA
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INA MEXIA, Barcelona -4/4/2007
Son las 9 de la mañana de un día cualquiera y estoy en mi puesto de trabajo como todos los días. Hoy es un día especial, pues acabo de dejar a mis dos hijos de 7 y 9 años en el autobús escolar. Es el único día de la semana que puedo acompañarlos.
Tras mi separación matrimonial, un juez de Barcelona decidió que la custodia de mis hijos pasase a su padre, atendiendo a su "mayor flexibilidad laboral". Sí, mi ex marido es empresario de la construcción y, por tanto, él dirige su tiempo y dinero para poner a la ley de su parte, con los mejores abogados, detectives y sicólogos, y comprando la lealtad de nuestra mujer de limpieza. Yo trabajo para una empresa, con un sueldo y unas responsabilidades con que cumplir.
Se me pasa por la cabeza que si nunca hubiera trabajado y me hubiese quedado en casa, hoy tendría la custodia de mis hijos. Si no hubiera trabajado, un juez no me habría obligado a abandonar el hogar familiar en dos días y dejar de ver a diario a mis hijos, de no educarlos como madre y de pagar una pensión de 500€ por hijo a mi ex marido, rico empresario. Si nunca hubiera trabajado fuera de casa, nadie hubiera puesto en duda que cuidaba de mis hijos.
Trabajo desde los 20 años, compaginando mi carrera con mi labor profesional. Hoy, para ser madre trabajadora se requiere mucho amor, logística y espíritu de sacrificio. Después de 20 años de unión, el amor se fue entre mi ex marido y yo, pero nunca pensé que comportaría pagar este precio impagable. Me han separado brutalmente de mis hijos.
No digo que mi ex marido no quiera a sus hijos como padre que es, pero ¿y yo? Ni siquiera tengo derecho a una custodia compartida. Hoy he de empezar de nuevo, sin saber si algún día podré recuperar a mis hijos, ni si tiene sentido mi lucha por ser una buena madre trabajadora. ¿Es el precio que tenemos que pagar las madres trabajadoras?
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