¿QUÉ FUE PRIMERO, EL HUEVO
O LA GALLINA?

domingo, 16 de septiembre de 2007

Por cortesía de Victor Zafra.

Dicho de otra manera ¿qué fue primero, el mega-chollo financiero de los derechos de autor que literalmente ha monopolizado el mundo de la música y la mayoría de artes o la necesidad humana por la experimentación del arte?

Cuando trabajas fuera del ámbito del arte como yo, es muy habitual decir en diversas circunstancias "yo no trabajo por amor al arte" diferenciándonos así de los que se dedican a ese ámbito en el que lo que prima es la experimentación personal del artista y el propio objeto de la actividad artística que resultan en sí mismo un regalo de la vida, mucho más importante que el burdo sentido materialista del dinero o la riqueza.

Muy distinto por cierto al vulgar empleado de cualquier empresa u operario de cadena de producción que debe cumplir religiosamente con horarios estrictos ( => 40h semanales, => 220 días/año) muchas veces tragándose procesos industriales nocivos o actividades de ergonomía y psicología altamente erosivas y demás situaciones que poco se asemejan a la sensación del aplauso de todo un palco de butacas o pasear por una alfombra roja con decenas de personas alabándote o gente parándote por la calle para decirte lo bueno que eres y lo bien que lo haces...

Pero echa una mirada a cómo está el mundo lleno de millares de artistas, compañías que los lanzan, distribuyen y comercializan, representantes que los representan (valga la redundancia) y toda la cadena de medios de comunicación y empresas que usan los productos artísticos "en pro de la propagación del arte" como si de algo de primera necesidad humana se tratara. Viendo el ritmo de vida que todos ellos llevan (edificios, casas, vestidos, tratamientos estéticos, gabinetes de abogados, sociedades multinacionales, etc., etc.) se diría que tampoco ellos trabajan "por amor al arte" o como mínimo como primer y principal objeto. Más bien, parecen una potente y afinada máquina de sacarle todo el jugo económico posible a esta cualidad de la humanidad que es el arte.

En fin, seguiremos currando que es lo que nos toca a los no-artistas y si algún jurista afinado recibe el maletín adecuado, incluso tendremos que continuar pagando en exceso por lo que mucho más que arte, es en realidad negocio puro y duro.

Víctor

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