HACIA LA JUSTICIA COMPARTIDA.
PERDÓN QUISE DECIR CUSTODIA.
Tengo dos hijos maravillosos. El mayor, a punto de cumplir cinco años y el pequeño con sus tres años recién cumplidos. Ellos para mí lo son todo. Yo para ellos mucho.
Después de casi siete años casado y 17 de relación, me separé afectivamente el 15 de enero de 2006. A mediados de junio del mismo año tuvo lugar la separación física y en noviembre, siempre de 2006, la administrativa.
Inicialmente, y después de una ardua y tensa negociación, la madre obtuvo la guarda y custodia de los niños a cambio de un régimen de visitas generoso, que no equitativo.
Al poco tiempo (yo diría días) de aquellos acuerdos, un señor, a modo de paracaidista sin rumbo, apareció en escena y entró a vivir con mis hijos. La situación que se creó fue tan paradójica como que yo, padre (y mantenedor económico), competía en dedicación a mis hijos con un señor al que ella, madre, intentaba presentar como "padre alternativo".
Si bien, no se puede aseverar que los niños hayan sufrido en exceso esta situación tan ¿extraña?, sí es cierto que en el día a día demandan un mayor contacto conmigo (recuerdo, su padre) y yo, por mi parte, un mayor contacto con ellos.
Desde la premisa tan manida, pero no por ello menos cierta, de que te separas del cónyuge pero no de los hijos, inicio ahora un particular Vía Crucis con el objetivo de alcanzar el equilibrio absoluto en la relación paterno-filial a través de la controvertida (no entiendo por qué controvertida, pero lo cierto es que lo es) CUSTODIA COMPARTIDA.
A través de este blog, y a modo de cuaderno de bitácora, pretendo hacer público (por si no lo fuera ya) la encarnizada batalla que se adivina en la lucha contra un sistema sexista, cruel, injusto y en ocasiones obsceno que ningunea sin pudor el rol trascendental (como concepto filosófico más que como sinónimo de importante) del padre en la educación de sus hijos.
Por otra parte, y siempre en función de los logros obtenidos, lo ofrezco como guía a otros padres de lo que hay que hacer, o no hacer (insisto en lo de los logros obtenidos), para que unos niños puedan crecer con su padre como lo hacen con su madre.
Mañana lunes 17 de septiembre de 2007 comienza todo en esta travesía hacia la CUSTODIA COMPARTIDA.
PERDÓN QUISE DECIR CUSTODIA.
Tengo dos hijos maravillosos. El mayor, a punto de cumplir cinco años y el pequeño con sus tres años recién cumplidos. Ellos para mí lo son todo. Yo para ellos mucho.
Después de casi siete años casado y 17 de relación, me separé afectivamente el 15 de enero de 2006. A mediados de junio del mismo año tuvo lugar la separación física y en noviembre, siempre de 2006, la administrativa.
Inicialmente, y después de una ardua y tensa negociación, la madre obtuvo la guarda y custodia de los niños a cambio de un régimen de visitas generoso, que no equitativo.
Al poco tiempo (yo diría días) de aquellos acuerdos, un señor, a modo de paracaidista sin rumbo, apareció en escena y entró a vivir con mis hijos. La situación que se creó fue tan paradójica como que yo, padre (y mantenedor económico), competía en dedicación a mis hijos con un señor al que ella, madre, intentaba presentar como "padre alternativo".
Si bien, no se puede aseverar que los niños hayan sufrido en exceso esta situación tan ¿extraña?, sí es cierto que en el día a día demandan un mayor contacto conmigo (recuerdo, su padre) y yo, por mi parte, un mayor contacto con ellos.
Desde la premisa tan manida, pero no por ello menos cierta, de que te separas del cónyuge pero no de los hijos, inicio ahora un particular Vía Crucis con el objetivo de alcanzar el equilibrio absoluto en la relación paterno-filial a través de la controvertida (no entiendo por qué controvertida, pero lo cierto es que lo es) CUSTODIA COMPARTIDA.
A través de este blog, y a modo de cuaderno de bitácora, pretendo hacer público (por si no lo fuera ya) la encarnizada batalla que se adivina en la lucha contra un sistema sexista, cruel, injusto y en ocasiones obsceno que ningunea sin pudor el rol trascendental (como concepto filosófico más que como sinónimo de importante) del padre en la educación de sus hijos.
Por otra parte, y siempre en función de los logros obtenidos, lo ofrezco como guía a otros padres de lo que hay que hacer, o no hacer (insisto en lo de los logros obtenidos), para que unos niños puedan crecer con su padre como lo hacen con su madre.
Mañana lunes 17 de septiembre de 2007 comienza todo en esta travesía hacia la CUSTODIA COMPARTIDA.
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