SONROJO Y VERGÜENZA AJENA

martes, 16 de septiembre de 2008

LAVANGUARDIA.ES

JOSE LUIS PEIRA GARCÍA
Asturias 09/09/2008

La otra noche una cadena de televisión nos obsequió con un reportaje sobre las fiestas de algunos lugares de España. Una de las celebraciones que se pudieron ver era la que me provoca ciertas reflexiones que intentaré plasmar en esta carta.

Un pueblo, un lugar como cualquier otro en el que se persigue a un toro y se lo mata clavándole lanzas, una maravilla. Acaso todo habría quedado en la indignación que me provoca la visión de una caterva de borrachuzos torturando a un pobre animal; sí señora, pobre, pese seiscientos kilos o treinta gramos. Pero dio la casualidad de que a mi lado una chica alemana que está estos días con la familia no salía de su asombro ante tal espectáculo y nos miraba de reojo por si nosotros, gente civilizada a carta cabal, aún lleváramos manchas de sangre en nuestras ropas. Entonces me avergoncé, y ese orgullo que uno le sale cuando ve a deportistas patrios encaramados a los cajones de los ídolos se trocó en explicaciones, disculpas, por la vergüenza ajena, el sonrojo por que semejante salvajada pueda afectarme por mera coincidencia de nacionalidad.

Mientras en tantos rincones persista ese carnaval de tortura y muerte de seres vivos, mientras los políticos de turno saquen pecho y defiendan esos festejos bajo el epígrafe de "es cultura y tradición", mientras una juventud beoda y trasnochada pueda masacrar a una res, a un pato, a una rana o tirar un puerco a un río jaleados por los aplausos de sus vecinos, registrado todo ello con gran despliegue por la cadena local, este país será el de un pueblo bárbaro y atrasado, ignorante y primitivo, cautivo de exhibiciones y rituales sangrientos alejados de la grandeza del progreso. Por mucho que enarbolemos campeones, que algunos de nuestros científicos e intelectuales saquen la cabeza por ahí, cuanto más tardemos en darnos cuenta de que dentro de mil años se seguirán escribiendo libros pero ya nadie se divertirá matando bichos más tiempo seguirá este pueblo postrado ante las miserias de la caverna no del todo abandonada.

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