CARTA ABIERTA A LA REAL FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL Y AL COMITÉ NACIONAL DE ÁRBITROS DE FÚTBOL

martes, 14 de octubre de 2008

Acabo de ver la imagen de un árbitro con la nariz y dos dientes partidos. Agresiones como ésta no aparecen de la nada. Cuando miles de seres humanos insultan a otro sin que la opinión pública (es decir, todos y cada uno de nosotros, así como los medios de comunicación) ponga el grito en el cielo, entonces, por pura inercia, tarde o temprano la brutalidad alcanza cotas mayores. Es precisamente el deseo de que la educación reine en el fútbol el único motivo de que yo no permita faltas de respeto por parte de los espectadores en los partidos que dirijo. ¿Es que las hay en el tenis?

Mientras el respeto en muchos campos de fútbol brilla por su ausencia, Federación y Comité miran para otro lado. Es increíble que no haya habido, que yo recuerde, ni una campaña seria para acabar con los insultos en el fútbol. Y luego están los clubes, de cuyos directivos tampoco se escuchan las repulsas hacia los comportamientos indignos de sus aficionados; pues he de recordar que no sólo es condenable la violencia física, sino también la verbal.

Por otro lado, a mis compañeros, los árbitros, a los que estimo y admiro, no puedo pedirles que actúen como yo. Primero, porque puede que piensen que mi forma de actuar no es la idónea; segundo (y esto es lo triste), porque todos sabemos que el árbitro que proponga suspender un partido por las faltas de respeto de los espectadores pierde automáticamente sus opciones de ascenso. En ese sentido, a mí, viniendo ya de vuelta en el arbitraje, esa medida me afecta bien poco y me importa aún menos; pero entiendo a mis compañeros y el hecho de que cada uno defienda su futuro. Pero, insisto, lo que no es normal es que la Federación y el Comité no hagan nada. Bueno, sí, decir "no" al racismo, lo cual es loable. Lo malo es que hay muchas más formas de pisotear la dignidad de una persona.

Hace poco, mientras escuchaba por radio un programa deportivo, se oían con claridad los gritos de miles de personas que coreaban el típico y miserable "árbitro, cabrón". Lo que en una sociedad sana y auténtica hubiera tenido que encontrar condena inmediata por parte de los profesionales de la emisora, y convertirse en la noticia principal del partido para todos los medios, pasó absolutamente desapercibido. Nos estamos acostumbrando peligrosamente a vivir ajenos al respeto. Y luego mostramos la actitud hipócrita de denunciar los lanzamientos de bengalas. Es como decirle a un ladrón que puede robar un millón de euros y después alarmarnos si roba dos.

Quizás a algunos les interese más el negocio que el deporte; pero otros muchos pensamos lo contrario. Rompamos nuestro silencio y alcemos la voz. Entre todos, el cambio es posible.


ÁNGEL ANDRÉS JIMÉNEZ BONILLO, ÁRBITRO DE FÚTBOL.
13 DE OCTUBRE DE 2008.

bonilloangel@hotmail.com
jimenezbonillo@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario