El
viernes pasado, como anuncié hace unas semanas (DEPORTE SIN INSULTOS), salí al terreno de juego en el
partido que me tocó dirigir (C.D. Mijas - C.D. Vázquez Cultural, de la segunda categoría
alevín del fútbol malagueño) vistiendo una camiseta con el siguiente mensaje:
RESPETO. Además, como de costumbre, invité a ambos equipos a sacar una pancarta
con el lema NO AL INSULTO, aprovechando para hablar con los jóvenes jugadores
sobre los valores del deporte y de la vida. Creo que es algo simple y barato,
pero, al mismo tiempo, efectivo y positivo para la formación de los chavales,
lo cual, al fin y al cabo (y no lo olvidemos nunca) es el fin principal del
deporte, sobre todo del de base.
Desde
hace tiempo, vengo presentando propuestas (entre otras, PROPUESTAS PARA ORGANISMOS DEPORTIVOS y POR EL RESPETO EN EL FUTBOL) a los diferentes organismos
deportivos, especialmente a las federaciones de fútbol y a sus comités de
árbitros. Sin embargo, no me han respondido ni una sola vez. Creo que no cuesta
tanto escribir una pequeña carta dando el propio punto de vista sobre una
iniciativa que se ofrece, con toda la ilusión, por el bien de la educación de
los jóvenes y de los valores del propio deporte. Quizá haga falta que algunos
periodistas pregunten a los dirigentes si piensan hacer algo para que las cosas
cambien o les parecen bien así. Bueno, quizá no todos los periodistas quieran o
puedan meterse en esto de la ética deportiva (o directamente sea mejor seguir
hablando de temas como los entrenamientos del Madrid o del Barcelona).
A
veces pienso que mis dirigentes (esos que se supone que me representan y que se
interesan por mí) desean que me canse y me calle de una vez; que desista y deje
de dar la vara. De lo contrario, al menos me responderían. Sólo quiero lo mejor
para el deporte. En mis muchos años como árbitro no he vivido ni una sola
campaña (quiero decir promovida por los organismos oficiales) en favor del
respeto; ni una sola invitación a la reflexión pública sobre la falta de
valores en el fútbol (y en otros deportes de equipo), sobre la cantidad de
veces en que la dignidad humana y los valores son pisados en los campos de
fútbol. Y considero que es necesario trabajar para que esto cambie, aunque mis
propios dirigentes jamás promuevan ninguna campaña seria para ello. A ver si en
el futuro no tenemos que aguantar que, por ejemplo, un árbitro de rugby le diga
a un jugador, tras mostrar éste una conducta inapropiada, que "esto no es
fútbol" (ESTO NO ES FÚTBOL, ¿VALE?). A mí me duele, no el hecho de que
haga ese comentario, porque lo dice con toda la razón, ya que el rugby es un
deporte en el que el honor lo es todo, mientras que en fútbol sólo importa
ganar, aunque para ello haya que mentir, fingir o lo que sea; lo que me duele
es que nos quedemos de brazos cruzados sin trabajar en favor del cambio.
Mientras
observo a los chavales cuando arbitro, sigo pensando que se merecen otro fútbol
y que debemos mirar por su educación. Me gustaría saber qué opinan al respecto
mis dirigentes, es decir, esas personas que trabajan para que el deporte
funcione, entendiendo por funcionar mucho más que el hecho de que cada vez se
jueguen más partidos y se ingrese, por tanto, más dinero.
Ángel
Andrés Jiménez Bonillo, árbitro de fútbol y Presidente de la Asociación Deporte
Sin Insultos.
17 de enero de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario