VIOLENCIA ¿Y VALORES? EN EL FUTBOL

lunes, 25 de febrero de 2013

Después de la muerte de un árbitro asistente en Holanda (http://www.semana.com/deportes/articulo/arbitro-holandes-muere-tras-paliza-jugadores/268856-3) y varias agresiones físicas a árbitros españoles, entre las que se cuenta la sufrida por un chaval de 17 años que ha perdido el bazo a consecuencia de la paliza recibida (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/02/19/valencia/1361269877_228071.html), he decidido escribir de nuevo sobre la violencia en el fútbol.

Siempre he defendido que la violencia verbal es la antesala de la física. Un deporte en el que el insulto ha pasado a verse como normal (es que ni siquiera se condena) y en el que los valores no se potencian (un jugador puede sentirse orgulloso después de marcar voluntariamente un gol con la mano o de fingir una agresión para que un rival sea expulsado) es un deporte expuesto a que sucedan los hechos más lamentables.

El fútbol (mucho más negocio que deporte, desgraciadamente) camina hacia la muerte moral, mientras los dirigentes de las federaciones no quieren o no pueden hacer nada para evitarlo. Se necesita un trabajo firme y continuado (no un mensaje de un solo día para quedar bien y que en ningún sitio se escuche), con los medios de comunicación implicados (y, por favor, que dejen de hablar de temas intrascendentes y más propios de los programas de cotilleo).

Es, sin duda, un deporte que mueve masas, por lo que, si las condiciones morales fuesen las idóneas, podría servir, y mucho, de ayuda en la formación de los jóvenes, los cuales están llamados a cambiar el rumbo de un país continuamente golpeado por la corrupción y por la consiguiente falta de confianza en los cargos de responsabilidad política y económica. En el fondo, lo que cuenta (en el fútbol y fuera del fútbol) son los valores. Merece la pena ponerlos como bandera.

Ángel Andrés Jiménez Bonillo, exárbitro de fútbol y Presidente de la Asociación Deporte Sin Insultos.
21 de febrero de 2013.

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