UN PROMOTOR CAUSA DESCONCIERTO AL VENDER PISOS A PRECIO DE COSTE

jueves, 29 de marzo de 2007

EL PERIODICO
Urbanismo - 28/03/2007

JUAN RUIZ SIERRA
FUENLABRADA

Las viviendas, que no superan los 88.000 euros, están situadas en Fuenlabrada

Otros inmuebles de la misma zona del extrarradio de Madrid cuestan 5 veces más



José Moreno, quien ostenta el récord Guinness de cocido más grande del mundo (30.000 raciones), es un pocero de antigua militancia maoísta que ahora se dedica a la promoción inmobiliaria.

En Fuenlabrada, una localidad del extrarradio madrileño, es también uno de los personajes más solicitados por sus cerca de 200.000 habitantes. Su teléfono móvil emite estos días un sonido constante y cada cinco minutos se acercan a la urbanización que acaba de finalizar interesados que siempre le formulan la misma pregunta.

"He oído que aquí se venden pisos de 80.000 euros - le dicen -.
¿Todavía queda alguno libre?". Moreno pone entonces cara de circunstancias y responde: "Todos están vendidos. Pero apunte el número de la cooperativa que ha levantado esto. Puede que pronto volvamos a construir".

En un momento en el que se da una patada al suelo y se descubre un nuevo escándalo urbanístico y en el que la vivienda aparece siempre arriba en la lista de las principales preocupaciones de los ciudadanos, no es difícil ver a Moreno como una especie de Robin Hood del ladrillo: alguien cuya forma de proceder deja en evidencia todo el sistema inmobiliario.

Las 402 viviendas que ha construido frente al Hospital de Fuenlabrada - con tres habitaciones, garaje, trastero, aire acondicionado e incluso piscina comunitaria - se han vendido a un precio que oscila entre los 82.000 y los 88.000 euros, mientras que los pisos de idénticas características y en la misma zona han sido adquiridos por una cantidad cinco veces superior.

"Lo hemos vendido todo a precio de coste", asegura.

CONCIENCIA SOCIAL

¿Por qué vende a estos precios? "Por pura conciencia social", contestó ayer Moreno, sentado en la mesa de un bar donde todo el mundo le saludaba, le abrazaba e incluso le decía frases del tipo de "eres el más querido de toda Fuenlabrada".

El promotor, en cualquier caso, es consciente de que puede levantar suspicacias. "Es normal que la gente piense que me estoy haciendo rico con todo esto - explicó -, pero solo he sacado un beneficio que me ha permitido comprar uno de los locales de la urbanización".

La cooperativa Nueva Avanzada, presidida por Moreno, compró al ayuntamiento de la localidad madrileña por 6.300.000 euros el terreno sobre el que ahora se levantan los 402 codiciados pisos. Después, con el dinero de todos los socios, se contrataron los servicios de Fomento de Construcciones y Contratas, una de las empresas más potentes del sector. El mes pasado se hizo entrega de las llaves a los inquilinos.

Esta forma de edificar, tan aparentemente sencilla y sin embargo tan inusual, es la misma que Moreno empleó por primera vez hace una década en la construcción de 72 viviendas, que vendió por seis millones de pesetas cada una, y, pocos años después, en otra urbanización que albergó cerca de 170 inmuebles.

Pero el promotor tiene un miedo y una meta.

El temor: "En las escrituras de compraventa de estos pisos aparece una cláusula que obliga al propietario que quiera vender durante los primeros ocho años a hacerlo al ayuntamiento a precio oficial. ¿Pero cómo sé que va a ocurrir eso, cómo sé que la gente no va a especular? Yo ahí no puedo hacer nada".

El objetivo: "Que los ayuntamientos, y todo el sector, cambie radicalmente su forma de construir para que se beneficie de verdad a los jóvenes". Difícil empresa.

Un antiguo maoísta en el ladrillo

Cuenta Jaime Llorda, el arquitecto que ha trabajado con José Moreno en las tres urbanizaciones que este ha llevado a cabo, que el promotor es "capaz de conseguir todo lo que se proponga". Tanto da que sea la construcción de pisos a precios completamente fuera del mercado inmobiliario como la elaboración de un cocido tan gigantesco que hizo que un trabajador del libro Guinness de los récords se acercara a Fuenlabrada y diera fe de que, sí, aquel era el guiso de este tipo de mayores proporciones del que se tenía noticia hasta la fecha.

Antiguo militante antifranquista y concejal tras las primeras municipales democráticas del ayuntamiento de la localidad madrileña por el desaparecido Partido de los Trabajadores, de raíz maoísta, Moreno aparece en la memoria histórica de los habitantes de esta ciudad por dos acciones muy concretas. En 1980 ingresó en prisión tras ser acusado de promover desórdenes públicos en el transcurso de una jornada de lucha contra el paro. Más de tres lustros después, en 1996, se encadenó a una ventana de la finca en la que iban a desalojar a 12 familias de su barrio, La Avanzada, para protestar contra el desahucio. Cerca de 2.000 vecinos de Fuenlabrada acudieron entonces a darle apoyo.

Ahora, con un vocabulario que todavía conserva algo del Libro rojo de Mao, dice que "parece que la democracia burguesa ha demostrado ser lo mejor, pero todavía se pueden hacer muchas cosas para ayudar a la gente".

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