Bernat Soria, director del Centro de Investigación de Biología Molecular y Medicina Regenerativa de Andalucía y conocido vivisector partidario de todas las formas de experimentación animal imaginables, ha sido nombrado Ministro de Sanidad del gobierno español. Es particularmente preocupante que un individuo de tales características asuma el control de un departamento gubernamental supuestamente dedicado a la protección de la salud, teniendo en cuenta que el método de “investigación” que ha desarrollado y fomentado está basado casi exclusivamente en la vivisección (experimentación con animales vivos).
La historia ha demostrado con tragedias como la de la Talidomida (un fármaco para mujeres embarazadas que después de ser probado con miles de animales no humanos y ser declarado “seguro”, causó malformaciones a los fetos de alrededor de 10.000 mujeres de todo el mundo), que los resultados obtenidos con otros animales nunca son aplicables a los seres humanos y que la práctica viviseccionista pone en riesgo la salud humana, además de constituir una forma inadmisible de tortura para los animales no humanos. Durante el juicio que se celebró contra Chemie Grünental -fabricante de la Talidomida- los testigos presentados por la defensa, entre los que se encontraban el Premio Nobel Ernst Boris Chain y otros eminentes científicos que, curiosamente, habían conseguido su fama practicando la vivisección, afirmaron que “los resultados de los experimentos con animales generalmente aceptados nunca son aplicables a los seres humanos”.
Si los propios vivisectores saben que su método de investigación carece de base científica, y que todos los fármacos y todos los procedimientos terapéuticos que experimentan con animales no humanos, tienen que volver a ser probados con seres humanos sin excepción para determinar si son seguros y útiles para la especie humana, ¿por qué siguen realizando unos experimentos con otros animales que sólo proporcionan datos engañosos?
Bernat Soria es uno de los muchos vivisectores que de vez en cuando aparecen en los medios de comunicación anunciando grandes descubrimientos para el tratamiento de todo tipo de enfermedades, normalmente para obtener subvenciones y donaciones de entidades privadas. Sin embargo, todas las noticias en las que se comentan sus supuestos “logros” suelen terminar con afirmaciones del tipo: “No obstante, los investigadores han advertido que todavía tendrán que pasar algunos años para saber si los resultados obtenidos con animales son válidos para los seres humanos”.
En definitiva, no sólo son incapaces de saber si los resultados de su investigación son útiles, sino que ni siquiera pueden asegurar que su “descubrimiento” no vaya a ser letal para los seres humanos. El señor Soria, que defendió la clonación de la oveja Dolly, y que llegó a afirmar que “sacrificarla fue una decisión correcta”, es un ejemplo de la deshumanización que afecta a los vivisectores y de lo que no debe ser la investigación, que debería estar basada en el estudio de las enfermedades humanas en los propios pacientes. De hecho, la vivisección es anticientífica por varios motivos:
-Los demás animales no reaccionan como los seres humanos. Cada especie reacciona de manera diferente, y no es posible determinar científicamente si los resultados obtenidos con una especie son aplicables a cualquier otra.
-La materia orgánica, de la que estamos compuestos todos los seres vivos, no reacciona a los experimentos de laboratorio de manera uniforme, al contrario que la materia inerte.
-Las enfermedades que los vivisectores provocan a los animales no humanos de forma artificial no tienen nada que ver con las que se desarrollan en humanos de forma espontánea.
Tales errores básicos, que tienen su origen en los planteamientos de Claude Bernard, fundador del método viviseccionista moderno, hacen que toda la investigación experimental basada en el uso de animales no humanos sea un error que se perpetúa en el tiempo por los intereses económicos de la industria farmacéutica y de los propios vivisectores.
Muchos científicos de renombre se han opuesto a la vivisección. Charles Bell, que enunció su teoría sobre los nervios motores (Ley de Bell) sin emplear animales, dijo que “la vivisección es anticientífica porque es inhumana”, y Lawson Tait, que introdujo numerosas técnicas quirúrgicas sin recurrir a la experimentación animal, afirmó que “como método de investigación ha llevado a quienes la han empleado a conclusiones erróneas, y la historia está repleta de casos en los que no sólo se ha causado la muerte a animales sin obtener ningún fruto, sino que además se han añadido vidas humanas a la lista de víctimas provocadas por su falso esplendor”.
Es ese falso esplendor el que ha permitido a Bernat Soria convertirse en ministro, y la opinión pública debe saber que su nombramiento causará estragos a la verdadera ciencia, a la salud humana y a los animales no humanos.
Por un mundo más justo para todos/as.
Por el fin del especismo.
Defensanimal.org
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