POR LA DIGNIDAD DEL ÁRBITRO
Y DEL DEPORTE (PARTE IV)

miércoles, 15 de agosto de 2007

22 de Julio de 2007

REFLEXIONES SOBRE EL ACTA DE UNO DE MIS PARTIDOS

Siguiendo la filosofía del libro sagrado hindú Bhagavad Gita, debo cumplir con mi deber y olvidarme del resultado de mis acciones, ya que esto último no depende mí. Por tanto, aunque sea como una voz clamando en el desierto, yo, Ángel Andrés Jiménez Bonillo, árbitro de fútbol adscrito a la Delegación Costa del Sol, entregaré hasta mi último aliento para que el fútbol no muera como deporte, es decir, seguiré la línea de denuncia de mis anteriores artículos.

En un reportaje de Canal Plus (se puede ver, junto al de Canal Sur, en la página de Youtube con las palabras clave "ángel Jiménez árbitro"), un espectador y un entrenador que, con sus declaraciones, demuestran no haber arbitrado en su vida ni haberse puesto jamás en la piel de un árbitro, insultado a menudo y a veces golpeado) dicen que el hecho de que yo llame a la policía cuando se me insulta (si otra persona fuese la insultada también lo haría, desde luego) es afán de protagonismo y falta de mano izquierda. Pero yo les digo que nadie aceptaría que lo insultasen cuando pasea por la calle, ni ese espectador y ese entrenador aceptarían que yo los insultase a ellos. Por tanto, quiero decir que lo que me mueve en esta lucha por la dignidad del árbitro y del deporte es, como he afirmado en otras ocasiones, mi amor al auténtico deporte y a los valores de respeto y crecimiento personal que, en condiciones normales, deberían acompañarlo, ya que son parte de él (cuando no lo llenamos de suciedad, claro). Creo (lo sigo creyendo a pesar de lo que he visto y sufrido en muchos campos) que el deporte puede servir para educar a los jóvenes en pos de un mundo mejor.

A continuación, en mi idea de hacer reflexionar al conjunto de la sociedad sobre la necesidad de sanar el fútbol (que es tanto como decir sanarnos a nosotros mismos), paso a mostrarles fragmentos del acta de uno de los últimos partidos que dirigí durante la temporada 2006-2007, con objeto de que ustedes decidan si lo que pasó merece ser considerado deporte. Se trata de un partido de cadetes (jugadores nacidos no antes de 1991). Omito nombres de equipos, jugadores o localidades.

En aquel partido, uno de los jugadores del equipo local fue expulsado por dirigirse a un rival en los siguientes términos: "Hoy te mato, cabrón". Además, en el acta consta la siguiente exposición de hechos (reproduzco textualmente):

"Antes del comienzo del encuentro, me reuní con entrenadores, delegados y jugadores para recordarles nuestro deber, como deportistas, de ser ejemplo de civismo y convivencia, siendo mi intención no permitir ninguna afrenta contra la dignidad humana. Esta actitud, que impide también, por supuesto, el insulto hacia cualquier persona (incluyéndome a mí, desde luego), sería exigida también al público, ya que los Derechos Humanos y la Constitución (artículo 20.4) no plantean excepciones. También comuniqué a los delegados que requeriría su colaboración (especialmente la del delegado de campo) en caso de que fuese un espectador el que no observase el respeto debido a toda persona, llamando a la policía si fuese necesario o incluso decretando la suspensión definitiva del partido si esa última opción tampoco conllevase la vuelta a un comportamiento ético.

En el minuto 52, tras expulsar a un jugador local, escucho cómo alguien de la grada dice:"árbitro, eres un inútil y un vacilón". En ese momento me dirigí al delegado de campo para que pidiera al público un comportamiento respetuoso. En el minuto 70, tras amonestar a un jugador local, alguien de la grada dice:"árbitro, eres gilipollas". En ese momento digo al delegado de campo que, por favor, llame a la policía y que el juego no será reanudado hasta que vengan efectivos de la misma. Tras la llamada, se personaron en las instalaciones tres miembros de la policía local. El juego estuvo detenido quince minutos.

Algunos espectadores me dijeron que si no quería que me insultaran, que no fuese árbitro.

Como ven, el deporte como tal se está muriendo. Por favor, que alguien ponga remedio a esta grave situación".

Hasta aquí lo reflejado en el acta de aquel partido, lo cual muestra la agresividad y la falta de educación que caracteriza, desgraciadamente, al fútbol. Hechos como este (y más graves, incluso muertes) llegan a nuestros oídos continuamente. Por mi parte, no me resigno a dejar que esto continúe. Creo que puede y debe cambiar. En este sentido, quiero, como dije en mi anterior artículo, que nosotros, los árbitros, convoquemos una huelga para que todo el país reflexione sobre si el fútbol que quiere para sus hijos y nietos es el que tenemos actualmente o estamos dispuestos a cambiarlo.

El respeto a todas las personas es incondicional e inviolable, y no tiene precio. Ni la entrada más cara del mundo da derecho a insultar o golpear a un ser humano. Me parece loable que se trabaje para erradicar el racismo, pero hay que ir más allá, acabando con cualquier atentado contar la dignidad humana. Y hay que hacerlo con energía y decisión, sabiendo que el deporte (y la vida en general), sin respeto, no tiene sentido.

Ángel Andrés Jiménez Bonillo
Árbitro de Fútbol adscrito a la Delegación Costa del Sol

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