He leído (con sorpresa) en la edición digital de un famoso periódico deportivo que Rafael Nadal, como número uno que es, merecía un trato más respetuoso por parte del público francés cuando se retiró, lesionado, hace unos días en el Masters Series de París.
Digo "con sorpresa" porque me parece increíble que se escriba sobre el respeto que merece Nadal (que lo merece, sin duda, pero no por su calidad tenística, sino simplemente por su condición humana) y nunca, por ejemplo, del respeto que merecen los árbitros (empezando por los de fútbol, los más vilipendiados).
Rafael Nadal fue abucheado (y no afirmo que ello sea correcto ni que esté de acuerdo), pero no fue insultado. Aun así, el hecho encontró rápida condena por parte de la prensa, considerando el articulista que el comportamiento de los aficionados franceses resultó "incomprensible, intolerable,inadmisible, ultrajante". Lástima que lo que los árbitros llevamos soportando durante décadas no provoque condenas tan firmes, a pesar de ser, sin duda, infinitamente más despreciable que lo que sufrió el gran tenista.
El mundo tenístico ha sabido crear en torno a su deporte una cultura de máximo respeto, por lo que cualquier indicio de lo contrario es denunciado inmediatamente. El fútbol, por contra, vive en una miseria moral tan absoluta que tienen que ocurrir desgracias enormes para que alguien alce la voz.
Sigamos reivindicando todo el respeto del mundo para Rafael Nadal, por supuesto; pero exijámoslo también para el resto de deportistas, árbitros incluidos.
ÁNGEL ANDRÉS JIMÉNEZ BONILLO, ÁRBITRO DE FÚTBOL.
4 DE NOVIEMBRE DE 2008.
bonilloangel@hotmail.com
jimenezbonillo@gmail.com
Digo "con sorpresa" porque me parece increíble que se escriba sobre el respeto que merece Nadal (que lo merece, sin duda, pero no por su calidad tenística, sino simplemente por su condición humana) y nunca, por ejemplo, del respeto que merecen los árbitros (empezando por los de fútbol, los más vilipendiados).
Rafael Nadal fue abucheado (y no afirmo que ello sea correcto ni que esté de acuerdo), pero no fue insultado. Aun así, el hecho encontró rápida condena por parte de la prensa, considerando el articulista que el comportamiento de los aficionados franceses resultó "incomprensible, intolerable,inadmisible, ultrajante". Lástima que lo que los árbitros llevamos soportando durante décadas no provoque condenas tan firmes, a pesar de ser, sin duda, infinitamente más despreciable que lo que sufrió el gran tenista.
El mundo tenístico ha sabido crear en torno a su deporte una cultura de máximo respeto, por lo que cualquier indicio de lo contrario es denunciado inmediatamente. El fútbol, por contra, vive en una miseria moral tan absoluta que tienen que ocurrir desgracias enormes para que alguien alce la voz.
Sigamos reivindicando todo el respeto del mundo para Rafael Nadal, por supuesto; pero exijámoslo también para el resto de deportistas, árbitros incluidos.
ÁNGEL ANDRÉS JIMÉNEZ BONILLO, ÁRBITRO DE FÚTBOL.
4 DE NOVIEMBRE DE 2008.
bonilloangel@hotmail.com
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