El pasado fin de semana, un árbitro (otra vez) fue agredido en un terreno de juego.
Agredido físicamente, quiero decir, porque de las agresiones verbales casi nadie habla, desgraciadamente. MALAGA.ES
Sin embargo, si se luchase de verdad contra cualquier tipo de violencia en el deporte, las cosas irían mucho mejor. Seguro que noticias como la citada aparecerían en muchas menos ocasiones. A ver si las distintas federaciones, comités de árbitros, clubes, dirigentes políticos, etc. se lanzan a ello de verdad, como desde hace tiempo pedimos desde www.deportesininsultos.com.
Como han empezado a hacer hace poco la Federación Balear de Fútbol, su Comité de Árbitros y el Gobierno de dicha comunidad.
Samuel Arias Padilla, el árbitro golpeado en esta ocasión, sigue entero, afortunadamente. Entero en lo físico y en lo anímico, y con ganas de volver. Pero con su corazón de árbitro nuevamente castigado. En el fondo, todos los que amamos el arbitraje y el deporte en general sufrimos cuando se produce algo así, seamos o no víctimas directas. Ánimo, Samuel.
Dicen de los toreros que están hechos de una pasta especial. ¿Y qué podemos decir de los árbitros de las categorías inferiores, que se juegan su físico por pura afición, ganando cantidades irrisorias? ¿Qué me dicen de esos extraños seres cuya labor nadie nunca aplaude? Ha llegado el momento, hoy mejor que mañana, de que la dignidad de ningún ser humano sea pisada en un recinto deportivo (entran náuseas cuando se aplica este adjetivo a ciertos eventos, con la de hechos miserables que se ven). Y ha llegado el momento de que todos lo que estamos vinculados al deporte (de la forma que sea) digamos que ya está bien de tanta violencia (no sólo la física, ojo). Todos. Bien alto y bien claro.
Ángel Andrés Jiménez Bonillo.
www.deportesininsultos.com
28 de abril de 2010.
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